29 agosto 2013
AL PERIODISTA RAYMUNDO RIVA PALACIO
AL PUEBLO DE MEXICO
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!
Sr. Riva Palacio, para todos es positiva la discusión pública para despejar en el vasto campo de la lucha de clases, en donde incluye la lucha ideológica en la cual participa con sus opiniones, las posiciones políticas e ideológicas de cada uno de los actores de manera clara, por eso cuando escribe va dejando indeleblemente posiciones y hechuras fieles al bando al cual pertenece en la lucha de clases. A nosotros no nos causa molestia ni nerviosismo alguno, como supone usted y grupos apócrifos. Por el contrario siempre fijaremos nuestra postura ante los acontecimientos en el país y desde luego responderemos a cuanta opinión o intento de calumnia y difamación se fabrique en nuestra contra.
Una tesis del Estado mexicano para deslegitimar la lucha revolucionaria ha sido la de tratar de vincular por todos los medios la lucha armada revolucionaria con el narcotráfico o la delincuencia organizada, es la tesis de la “narco guerrilla” esgrimida desde el Pentágono. Un hecho invinculable e inexistente, que al parecer dicha tesis usted ya la asumió como irrebatible, pues no lo es.
El narcotráfico y la delincuencia organizada como hemos sostenido, es un fenómeno desde y para el Estado mexicano, a estas alturas son múltiples las pruebas de la participación de instituciones, funcionarios públicos de diferentes niveles, así como mandos policíacos y militares en esta actividad propia de la descomposición y para la oxigenación del régimen.
Por tanto, el argumento de la vinculación de “grupos armados” (suponemos que se refiere a los revolucionarios) con el narcotráfico no es sustentable, y en todo caso si usted tiene pruebas, ¡preséntelas!, sólo le recordamos que en una ocasión un militante de nuestro partido le explicó en una amplia carta la situación que privaba en Michoacán ante su desconocimiento de los costos de la guerra contra el narcotráfico en esa región del país, en donde se le puntualizaba que no todos los Valencia son narcotraficantes y que éstos no tenían el control de poblaciones y territorio que se difundía en los medios de comunicación.
Su insistencia forzada de vincular al movimiento revolucionario y el narcotráfico ya no es un simple desconocimiento de la realidad, lleva implícita toda la intención de criminalizar la lucha popular de amplias regiones de estos estados, además tipifica tanto a pueblos, comunidades y organizaciones legales y revolucionarias de ser sujetos sin ningún principio político-ideológico de fácil absorción y manipulación por el narcotráfico.
Su posición, como la del Estado mexicano, ha sido la de sobredimensionar a grado mítico a personajes y grupos de presuntos delincuentes para justificar la militarización e infundir el terrorismo de Estado. Los únicos vínculos informales y formales que existen es entre estos grupos y el Estado mexicano, las pruebas están ampliamente documentadas, son la nota del día.
Señor Riva Palacio, no pretenda diluir o esconder sus falsas afirmaciones en un tercero, en este caso la creación de inteligencia, el ERP. Afronte el hecho que se ha equivocado en sus juicios respecto a nuestro partido, coincidentemente se apega de forma precisa a la versión policíaca- política del Estado. Nosotros no amenazamos a nadie, no es ni será nuestra actitud, se supone que en la discusión se tiene derecho a réplica, es la que ejercemos, porque no podemos quedarnos callados ante una infamia, tenemos el derecho y la obligación de desmentir cuantas veces sea necesario.
Generalmente hemos respondido a sus falsas apreciaciones y algunas veces no lo hemos hecho por prudencia y lo burdo del planteamiento, o bien por ocuparnos de asuntos mayores, ello no significa aceptación tácita de sus aseveraciones . Tenemos claro desde qué posición se asume y a quién beneficia esa opinión, nosotros así lo entendemos y para muchos actores políticos está clara su posición.
Con respecto al confort ¿A cuál se refiere al burgués o al proletario?, ¿Cuál es el suyo?, ¿qué tipo de confort ha ganado con su pluma? Ahora resulta que los revolucionarios no tenemos derecho a voz, a ejercer nuestra opinión, a contradecir a periodistas de su talla que asumen tener la verdad absoluta y que está cautivado por conveniencia de sus fuentes policíacas. Qué contradictorio es, cuando se opera militarmente nos dicen violentos y llaman a desarrollar la lucha por otros medios, y cuando a valoraciones políticas damos un posicionamiento se nos cuestiona por no hacer uso de la crítica de las armas, lo que denota la incomprensión de qué es hacer la revolución y de qué lado se está.
Por enésima ocasión, nosotros no realizamos secuestros, llámesele como se le llame, ni actividades de orientación delincuencial para sostener la lucha revolucionaria, no nos confunda señor Riva Palacio, nuestro pueblo es una cantera inagotable de recursos para la revolución y no tenemos necesidad de recurrir a esas actividades, aunque usted no lo conciba. Por eso resulta falsa y ruin la aseveración de que en tiempos del gobierno foxista en una de nuestras casas encontraron “decenas de millones de pesos” producto del secuestro del empresario Ángel Losada. Una mentira mediática más que se suma al expediente policíaco para juzgar a los revolucionarios que sean detenidos.
Efectivamente, se acepta que desde la fundación de nuestro partido en 1964 hemos estado en lucha irreconciliable contra el régimen y por eso tenemos el reconocimiento público como fuerza insurgente, cuarenta y nueve años de lucha revolucionaria nos respaldan. Si mencionamos las maniobras de contrainsurgencia es porque no está enderezada sólo contra nosotros, abarca a toda voz de inconformidad y procesos organizativos de carácter popular, la denunciamos porque hay plumas desde los medios de comunicación que la pretenden ocultar o ignorar y desde el Estado enmascararla en esta última década con la falsa guerra al narcotráfico.
Es de destacar que al igual que un general del ejército federal, usted al supuesto ERP le da expedito reconocimiento y curiosamente hasta lo defiende. No, nuestra respuesta no es producto del nerviosismo, tampoco apresurada o poco inteligente como equivocadamente afirma, constituye una necesidad deslindarnos con lo que no somos y tampoco ha sido nuestra trayectoria, somos revolucionarios que luchamos al lado de nuestro pueblo de manera racional e ideológicamente convencidos de objetivos y métodos, no pretenda etiquetarnos como delincuentes.
Nos despedimos como iniciamos, convencidos de que la discusión política con responsabilidad es necesaria y benéfica para llegar a conocer la verdad histórica, pero eso no tiene nada que ver con la calumnia y la deslegitimización de nuestro partido y lucha.
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡POR LA PRESENTACION DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS DE AYER Y HOY!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLITICOS DEL PAIS!
¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR¡
¡EL EPR TRIUNFARA!
COMITÉ DE PRENSA Y PROPAGANDA
DEL
PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
Año 49.
República mexicana, a 29 agosto de 2013.
RESPUESTAS
6 septiembre 2013
Respuesta al EPR/I
Raymundo Riva Palacio
El Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario, conocido como EPR, refutó enérgicamente a este autor por la columna del 12 de agosto (“EPR: Alusiones personales”), donde al observar una escisión en esa organización con la aparición del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), se hacía referencia a la participación del grupo armado en los secuestros del político Diego Fernández de Cevallos y el empresario Ángel Losada, así como a la fusión de células del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), con Los Caballeros Templarios. El texto, afirmó en un comunicado el 29 de agosto pasado, es una “calumnia”, una “difamación”, y pretende deslegitimar su partido y su lucha.
El EPR, sin embargo, propone una discusión pública “para despejar en el vasto campo de la lucha de clases, en donde incluye la lucha ideológica en la cual participa con sus opiniones, las posiciones políticas e ideológicas de cada uno de los actores de manera clara”. El comunicado forma parte de tres mensajes que ha dado a conocer desde el 9 de agosto, cuando descalificó y se deslindó del ERP, “una provocación policiaco-militar”, como parte de una campaña contrainsurgente. La nueva respuesta del EPR es cualitativamente diferente, dispuesto a ir a la arena pública a debatir ideas y separar por completo su controversia con al denominado ERP.
Estos intercambios epistolares que emergen desde abajo de la epidermis nacional no son irrelevantes. Todo lo contrario. Atrás de los movimientos sociales que se expresan de diferentes formas, corren estructuras y vasos comunicantes de orden político y militar, que analizan si las condiciones objetivas para iniciar una escalada contra el Estado Mexicano, con el fin de acabarlo y a partir de sus cenizas construir un nuevo Estado, están dadas. En un segundo texto se analizará si esas condiciones existen actualmente.
El EPR quiere, además, que este autor “afronte el hecho que se ha equivocado en sus juicios respecto a nuestro partido”. El rechazo enérgico y sistemático de los últimos comunicados a que se le vincule con secuestros y narcotráfico obliga a reformular argumentos y matizar afirmaciones. Pero también a preguntarle sobre algunos aspectos que toca su comunicado que requieren de mayor explicación para entender la dinámica por la que atraviesa esa parte de la sociedad desconocida del país, en donde se aprecian tres variables:
1.- En su comunicado, rechaza la vinculación con el narcotráfico que, “hemos sostenido, es un fenómeno desde y para el Estado Mexicano”. En la columna a la cual responde, se apuntó: “En el caso de Michoacán, Los Caballeros Templarios se extendieron a Tierra Caliente en Guerrero, donde absorbieron o expulsaron a miembros del ERPI, otra escisión del EPR. Las autoridades de Michoacán encontraron manuales del EPR en algunas normales, así como videos donde instruyen para la insurrección”. Es decir, documentación hay, lo que no significa, como lo subraya en su deslinde, que sea el PDPR-EPR parte de lo mismo. El matiz, a partir de la posición expresada en el comunicado, es obligado.
2.- “Nosotros no realizamos secuestros, llámesele como se les llame, ni actividades de orientación delincuencial para sostener la lucha revolucionaria”, afirmó. La participación de células del EPR está documentada, no sólo en los secuestros de Fernández de Cevallos y Losada, sino también en el reciente en Oaxaca de los sobrinos de Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial. Pero si se analizan lingüísticamente los comunicados del nuevo grupo ERP, su redacción evoca a la que emplearon los “Misteriosos Desaparecedores”, como se autollamaron los secuestradores del Jefe Diego. El lenguaje del EPR, en efecto, refleja la solidez ideológica y política de los viejos comunicados guerrilleros. Esto es, si la hipótesis se confirma, el nuevo grupo ERP es el responsable de los secuestros, no el EPR.
3.- En el comunicado, el EPR afirma que su partido se fundó en 1964. La única referencia documental guerrillera en ese año es del Grupo Popular Guerrillero en Chihuahua, del que se deriva la Liga Comunista 23 de Septiembre. Las guerrillas de finales de los 60 se inspiraron en los llamados “Encuentros en la Sierra”, en 1963 y 1964 en el norte, donde participaron líderes del extinto Partido Popular Socialista y la Unión General de Obreros y Campesinos de México. Si el EPR nació en 1996 de la fusión del Procup de Oaxaca y el Partido de los Pobres de Guerrero, ¿qué PDPR-EPR es el que hoy habla?
Sus afirmaciones invitan a preguntar si existen hoy nuevos andamiajes guerrilleros en el país. El contexto actual obliga a reflexionar el tipo de país que se tiene y que se quiere, para evitar lo más absurdo que podría suceder: una sorpresa. El EPR se dice firme en lo que se busca y persigue. No está claro que al otro lado de la trinchera suceda lo mismo.
(Tomado de http://www.24-horas.mx/respuesta-al-epri/)
9 septiembre 2013
Respuesta al EPR/y II
Raymundo Riva Palacio
El Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario, conocido como EPR, planteó en un comunicado el 29 de agosto, donde refutó a este autor por la columna del 12 de agosto (“EPR: Alusiones personales”), que desde la fundación de su partido en 1964, “hemos estado en lucha irreconciliable contra el régimen y por eso tenemos el reconocimiento público como fuerza insurgente, cuarenta y nueve años de lucha revolucionaria nos respaldan”. En la afirmación subyace su estrategia de Guerra Popular Prolongada (GPP), creada por el líder chino Mao Zedong, para una batalla de desgaste de largo plazo que caminaría del campo a las ciudades.
Desde su fundación -ubicada en el calendario tres años antes del registro de la primera guerrilla postrevolucionaria en México-, el EPR surge en el campo y ha buscado caminar a las ciudades. El éxito de la estrategia requiere que existan condiciones sociopolíticas, o que se construyan. A principio de los 90, los grupos armados en México no pensaron que existieran, por lo que no acompañaron orgánicamente al EZLN en su insurrección en Chiapas. Pero no dejaron de dar golpes militares aislados. ¿Existen hoy las condiciones?
En uno de los libros más importantes sobre el fenómeno de la rebelión de los pueblos, Why Men Rebel (Por qué se rebelan los hombres), Ted Gurr escribió en 1970 que la violencia política varía en forma y magnitud, y tiene tres categorías: conspiración, confusión o guerra civil. La primera requiere que las élites se fracturen y tomen bandos opuestos; la segunda que exista ingobernabilidad; la última es que se quiebre el país. En México, las élites (fuerzas armadas, partidos, cámaras, empresarios, Iglesia Católica) son homogéneas, por lo cual tampoco hay respaldo político, armado o económico para formar un ejército anticonstitucional. La ingobernabilidad existe en varias regiones del país, como en Michoacán, que el gobierno federal quiere recuperar.
Pero existe otro ingrediente mencionado por Gurr, que tiene que ver con una tensión en las sociedades, cuando en una población se da la discrepancia entre el valor de sus expectativas y el valor de sus capacidades. Esto genera una intensidad y magnitud que describe Gurr como “relativa privación” (el descontento), que determina el potencial para la violencia colectiva al escalar la frustración y la agresión. Desde el punto de vista socioeconómico, existen ciertamente esas condiciones en México que son propicias para una insurrección.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) registra un incremento de la pobreza de 2010 a 2012 en 500 mil personas, que la ubica en un total de 52.8 millones de mexicanos. Casi 50% de los mexicanos son pobres, y existen probabilidades que, de mantenerse el rumbo de México, la cifra ascienda a 80 millones en unos años. Pero al hablar de las condiciones para levantamientos armados, quienes viven en extrema pobreza no son detonadores de conflictos al no tener el mismo nivel de frustración y aspiración que aquellos que sí perdieron con las políticas económicas de un Estado. Por ello, que Coneval reporte el aumento de pobreza entre las clases medias, sugiere que el potencial de violencia se incrementó en los últimos años en las principales zonas urbanas afectadas, Distrito Federal, Nuevo León y Jalisco.
A la caída del ingreso se le añade otro factor que mencionó el EPR, al condenar lo que llama la estrategia contrainsurgente del gobierno federal a través de aparición de nuevas guerrillas y la prensa. “Si mencionamos las maniobras de contrainsurgencia es porque no está enderezada sólo contra nosotros, abarca a toda voz de inconformidad y procesos organizativos de carácter popular”, señala el EPR. “La denunciamos porque hay plumas desde los medios de comunicación que la pretenden ocultar o ignorar, y desde el Estado enmascararla en esta última década con la falsa guerra al narcotráfico”.
El EPR ha hablado de la pobreza en anteriores comunicados, pero ahora combina el impacto de la lucha contra la delincuencia organizada como un factor de agravio entre la población. Existe ese agravio, indiscutiblemente, pero no hay evidencia sólida de que haya terminado en un clima insurreccional. Lo que sucede en Michoacán no pasa por el tamiz de la insurrección sino del narcotráfico. Casi medio siglo que afirma el EPR han sido de respaldo popular, marca también el fracaso de su lucha. Tiene razón el EPR al esbozar que este autor no comparte la lucha armada como vía de cambio radical. Pero también se tiene que reconocer que el México de hoy no es el país que la mayoría quiere.
(Tomado de http://www.24-horas.mx/respuesta-al-epry-ii/)